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El jurado popular declara culpables a seis Dominican Don’t Play del asesinato de Miguelín en las fiestas de Guadalix

Miguel de Cárdenas Campoy murió apuñalado en la madrugada del sábado 17 de septiembre de 2017. Tenía 18 años. Esa noche había acudido a las fiestas de San Agustín de Guadalix (Madrid). En el transcurso de una reyerta en la plaza de la localidad, recibió una cuchillada en el abdomen y falleció camino del hospital de San Sebastián de los Reyes. Empezó entonces la búsqueda de los culpables, que ha finalizado este jueves con el veredicto del jurado popular, que ha decidido condenar a seis miembros del «coro» (grupo) de Alcobendas de la banda latina Dominican Don’t Play y absolver a un séptimo acusado que no pertenecía a la banda ni se ha probado su implicación en los hechos.

El fallo ha sido adelantado por la agencia EFE y la sentencia se redactará en los próximos días, cuando el tribunal deberá decidir qué pena le impone a los condenados. En un primer momento, la Fiscalía pedía para los acusados más de 20 años de prisión. «No mataron a Miguel por error«, sostuvo la fiscal en la vista inicial del caso. Sin embargo, la confesión de los seis miembros de la banda latina ha provocado que rebaje sus pretensiones. A Fernando Starling, apodado ‘Nene’, el dirigente del «coro» de Alcobendas, le rebajó la petición de 22 a 9 años de prisión, mientras que a los otros cinco acusados les recortó de 20 a 7 años y medio.

De todos ellos, destaca el papel de dos: Sterling dio la orden y Panda la ejecutó. En una de las últimas sesiones, Nene aprovechó su turno de palabra para pedir perdón «por los hechos» a los padres, que han asistido a casi todas las sesiones. A Nene le señalaron varios de los testigos, que se han contado por decenas en este juicio. «Era el macho alfa», señaló uno. Otra llegó incluso a contar que iba presumiendo de haber dado la orden que acabó con la vida del joven de 18 años.

A él el Ministerio Público le otorgó el papel de «soberano», como se denomina al líder. Según el escrito de acusación, ostentaba la responsabilidad en la banda de la «producción, transporte y venta de droga«. También daba las órdenes y es consultado por los otros miembros de los DDP sobre sus dudas en esta materia.

Además, la Fiscalía añadió que se le preguntaba antes de tomar «decisiones importantes», como son comprar armas, esconderlas o cometer actos violentos. Su historial policial también le delata: desde 2011, constan hasta diez actuaciones del cuerpo contra él, por agresiones, amenazas, usurpación de bienes o tenencia de armas prohibidas.

La puñalada que acabó con la vida de Miguel fue el último suceso de una serie de acontecimientos que empezaron un mes antes de aquel 17 de agosto de 2017. Según han relatado varios testigos a lo largo del juicio, Bryan -fugado en América Latino y también miembro de los DDP- tuvo un encontronazo con Aitor, uno de los mejores amigos de Miguel, un mes antes del asesinato tras «sobrepasarse» con su novia. «Después me dijo que iban a bajar al pueblo a por mí», relató frente al tribunal Aitor. Es por eso que la banda latina se habría presentado en las fiestas de San Agustín preguntando por Aitor. «Nos rodearon«, contó Iván, otro amigo del grupo de Miguel.

Aquella noche comenzó así una trifulca masiva que terminó con Miguel fallecido. «Le pusieron la camiseta por encima y le apuñaló el grupo de dominicanos que vino a las fiestas; se veía claramente a qué venían«, ha narrado, por su parte, Adrián, otro amigo de la víctima. Todos ellos celebran hoy la condena, que llega cuatro años después del suceso.

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