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El Hospital Isabel Zendal recibe a los primeros 1.500 menores para vacunarse: «Ni he notado el pinchazo»

La temperatura comienza a subir. Este miércoles el termómetro marcará ya valores propios de una ola de calor que empieza a vislumbrarse a las puertas del madrileño Hospital de Emergencias Isabel Zendal cuando asistimos a una escena impensable hace meses, pues llegan los pinchazos para los más pequeños, empezando por los mayores de 12 años.

La Comunidad de Madrid anunciaba hace 24 horas la apertura de la autocita para jóvenes de entre 12 y 15 años y este miércoles 1.500 niños recibirán en este hospital su primer pinchazo.

Rocío tiene 11 pero cumple 12 este año, por lo que ya puede vacunarse. Sonríe tímida pero cuando le preguntamos si el pinchazo le ha dolido dice satisfecha: «ni lo he notado». Enzo, en cambio, tiene 13 años y, al igual que Rocío, va acompañado de su madre, a quien han colocado una pegatina de color verde en el hombro, como signo de acompañante.

Si semanas atrás veíamos a hordas de adolescentes y no tan adolescentes haciéndose auto-retratos para inmortalizar el momento, hoy ha sido el turno de las más orgullosas, las madres.

Con un metro de distancia, piden gentilmente a las enfermeras que «esperen un segundo» para poder enfocar y tomar la mejor instantánea, de la que presumirán inmediatamente después en sus muros de Facebook y en sus «chats de mamis», como comentaba alguna. Los padres también son los protagonistas, aunque muchos prefieren dejar brillar a sus pequeños y se apartan rápidamente de los focos.

Santiago, de 15 años y Carlos de 13, son hermanos. Ambos se han vacunado este miércoles y aseguran entre risas que su madre «lo manejó todo» para que pudieran venir cuanto antes a vacunarse.

«Es importante venir a vacunarse para cuidar a la familia» dice Carlos a Efe. A Mari Carmen, su madre, «le dan un poco de vergüenza estas cosas», pero aún así insiste en que «es importante concienciarlos de que hay que seguir teniendo cuidado».

La directora de Enfermería del Hospital Isabel Zendal, Verónica Real, cree que el proceso de vacunación de los niños «ha empezado bastante bien» aunque prevé que «aumentará un poquitín en los próximos días».

«Son quincenas de agosto que sabes que se va todo Madrid», declara Real a Efe, aunque prevé que en las semanas próximas empezarán a notar un aumento y asegura que está «contenta de que la vacunación llegue cada vez a más grupos de edad».

La mayoría llegan «concienciados» de la importancia de vacunarse y volver paulatinamente a su realidad para hacer «lo típico que hacen todos los niños», como dice Guillermo, de 14 años, que ha acudido a vacunarse «cuanto antes» porque tenía una competición deportiva.

Miguel, a punto de cumplir 12 años, se enfrenta a la aguja pero no es capaz de sostenerle la mirada y aprieta los ojos con fuerza mientras resopla a la espera del pinchazo. Su padre -que también le está sacando una instantánea- le da «ánimo» a la vez que le hace un gesto para darle fuerza. Cuando se levanta de la silla respira aliviado al comprobar que el dolor ha sido menor de lo que esperaba, y dice que «así hacemos que mucha menos gente se contagie por nuestra culpa».

En medio de sus vacaciones y a la espera de un curso que ojalá sea más «normal» en los patios, los niños acuden raudos, muchos por convicción y otros «arrastrados» por sus progenitores, a una vacunación que avanza a buen ritmo y que ofrece a los más pequeños la ilusión de volver a jugar como lo que son, niños.

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