El FMI cree que la economía española crecerá más que la eurozona en 2023 y 2024, pero el país sigue a la cola de la recuperación
El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que la economía española crecerá un 1,5% este año y un 2% en 2024. Un avance en el PIB que superaría la media de los países del euro en ambos ejercicios (0,8 y 1,4% respectivamente), pero que se da en un contexto en el que España es el único país de la UE junto a República Checa que todavía no ha recuperado su nivel de PIB anterior a la pandemia.
Así se refleja en el documento de perspectiva económica mundial que el organismo dirigido por Kristalina Georgieva ha publicado este martes después de haber avanzado varias píldoras en los últimos días. La previsión de crecimiento del FMI está alineada con la mayoría de analistas institucionales y privados y quedan por debajo de la referencia del 2,1% con la que el Gobierno elaboró los Presupuestos Generales del Estado para 2023.
Los economistas del FMI han revisado al alza cuatro décimas su anterior proyección de crecimiento para 2023 —publicada en enero— y cuatro décimas a la baja la prevista para 2024, con lo que el efecto final sería neutro. El avance del PIB esperado para España está algo por encima del previsto para las economías desarrolladas, que crecerían un 1,3% y 1,4% en 2023 y 2024. Los expertos del FMI apuntan a que el 90% de las economías avanzadas crecerán menos en 2023 que en 2022 y el frenazo vendrá acompañado de un ligero aumento del desempleo.
En lo que respecta a los precios, el FMI vaticina que seguirán subiendo este año y el siguiente, aunque lo harán mucho más despacio que en 2022. La inflación esperada para 2023 es del 4,3%, prácticamente la mitad que la registrada el año pasado (8,3%). El alza de precios se prolongará también en 2024, un año en el que la inflación rondaría el 3,2%, todavía por encima del objetivo del 2% que persigue el Banco Central Europeo (BCE).
Aterrizaje forzoso a la vista
En lo que respecta al panorama internacional, el FMI prácticamente da por descartado un «aterrizaje suave» de la economía mundial que permita compatibilizar una bajada de la inflación y un crecimiento firme. La elevada inflación se está demostrando persistente y las turbulencias financieras no han ayudado. «La probabilidad de un ‘aterrizaje forzoso’ han aumentado con fuerza», señalan los expertos del FMI. «Los efectos secundarios de la rápida subida de tipos han salido a la luz, las vulnerabilidades bancarias se han puesto en el foco y ha crecido el temor al contagio en el sector financiero en su conjunto», agregan.
La imagen para este año es la de una economía «anémica» por la estricta política monetaria que han aplicado la mayoría de bancos centrales del mundo, el deterioro de las condiciones de financiación, la guerra en Ucrania y la fragmentación económica mundial. La inflación a nivel mundial seguirá siendo muy alta en 2023 (7% de media frente al 8,7% en 2022) y no volverá a su objetivo, en la mayoría de los casos, hasta 2025.
Además, los riesgos de que la situación empeore son importantes. «El estrés financiero podría amplificarse y afianzar el contagio, debilitando la economía real a través de un agudo deterioro de las condiciones de financiación, obligando a los bancos centrales a reconsiderar su política», señala el informe. En todo caso, el organismo sostiene que los bancos centrales deben mantenerse firmes y ser capaces a la vez de adaptarse a lo que demanden las circunstancias.
Finalmente, el FMI recomienda a los gobiernos que ajusten el presupuesto y centren las medidas de apoyo en los más vulnerables. Además, recomienda que presenten planes de ajuste a medio plazo para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública.