Economía

El efecto pluma

A los economistas nos gusta usar metáforas para definir situaciones extrañas que en ocasiones suceden en los mercados. Quizás porque somos incapaces de explicarlas de una manera inteligible, quizás porque como reza el dicho «una imagen vale más que mil palabras». Por eso, seguro que has oído alguna vez expresiones como «cisnes negros» -para referirse a hechos impredecibles de gran impacto- o «aleteo de la mariposa» -cuando un nimio acontecimiento provoca una catástrofe-.

Este verano la cotización del barril de petróleo no ha dejado de bajar e inopinadamente se ha notado muy poco en el precio de los combustibles. En cambio. cuando el crudo hace unos meses estaba por las nubes, inmediatamente provocaba un alza en la gasolina o el gasoil. Para encontrar sentido a esta situación en la ciencia económica se recurre al conocido como «efecto pluma». A saber: si dejas caer una pluma al vacío, verás que no se precipita con rapidez, sino que muy lentamente va descendiendo como si planease.

Este «efecto pluma» consiste, por tanto, en un fenómeno económico por el que se dan reducciones muy lentas de los precios de un producto final, a pesar de que bajen los costes de las materias primas de las que se compone. Estamos, por tanto, ante una situación ilógica pero habitual en mercados de todo el mundo. La caída drástica en el precio de la materia prima debería, en principio, reflejarse en bajadas significativas en los precios de los productos finales. Cuando eso no pasa la explicación reside fundamentalmente en que los mercados de materias primas no funcionan de la misma manera que los de productos finales. Hay otros elementos que pueden impactar como el tipo de cambio, ya que la materia prima puede cotizar, por ejemplo, en dólares y el producto terminado en euros. Los impuestos, también pueden influir, que en el caso de los hidrocarburos es una parte importante de su precio final. Por último, el poder de las empresas sobre el mercado en cuestión, en ocasiones impide las bajadas del precio por la ausencia de competencia.

Aunque no te hayas dado cuenta, este «efecto pluma» nos lo encontramos también en muchas ocasiones en nuestra vida cotidiana. Cuando en el trabajo cometes un error y se para en seco tu desarrollo profesional, pero en cambio los altos desempeños no vienen acompañados de ascensos. O en el futbol en el que una entrada a destiempo puede suponer una expulsión y en cambio temporadas de juego limpio no suponen premio alguno. También en las relaciones de pareja una inoportuna discusión puede acabar con años de pacífica convivencia.

Pero no te preocupes porque los economistas también tenemos explicación para estas situaciones y al «efecto pluma» se contrapone el «efecto cohete». Determinadas situaciones hacen reaccionar exageradamente, por ejemplo, los precios. Estamos teniendo efecto cohete con la guerra de Ucrania y la energía, por eso cuesta entender tanto el alza de la factura de la luz. Solo nos queda el consuelo de saber que siempre que hay plumas, hay cohetes. Y tenemos que ser capaces de encontrar nuestro cohete. En el trabajo sabiendo escoger los empleos y las empresas en las que ascender rápidamente; también en tus ahorros eligiendo aquellos productos que te hagan ganar dinero con rapidez. Dejo para tu reflexión si existen estos cohetes en otros campos de tu vida. Igual sí los hay y no los estamos usando. Así que a por ellos.

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