El castillo aragonés que está en una preciosa isla de Italia
La bonita isla de Isquia es la más grande del archipiélago napolitano. Esta masa de tierra de origen volcánico es un popular destino turístico en la zona y cuenta con interesantes edificios históricos, paisajes naturales, baños termales y playas paradisiacas. Pero entre todos sus imprescindibles, hay uno que destaca de sobremanera: el majestuoso Castillo Aragonés.
Una época de esplendor durante el dominio aragonés
Un puente de poco más de 200 metros conecta la isla de Isquia con el pequeño islote que acoge el imponente castillo. Donde hoy se alza la fortaleza, había originalmente un poblado fortificado del siglo V a. C, el Castrum Gironi. Los romanos también habitaron el lugar a partir del 2315 a.C, y fundaron la ciudad de Aenaria a los pies del castro, el cual transformaron en un fuerte defensivo.
Con la erupción del volcán Montagnone, la ciudad romana quedó destruida y un hundimiento en el suelo provocó que la zona fortificada quedara aislada en un islote del resto de Isquia. Durante la Edad Media, funcionó como refugio, como sede de instituciones, residencia de familias nobles… En 1423, Alfonso V de Aragón, sitió y conquistó el castillo, y tras una gran reforma, la fortaleza adoptó la forma que ha llegado hasta nuestros días.
«Con el dominio aragonés, el castillo alcanzó su máximo esplendor«, tal y como señalan desde su propio portal web. Además, tenía una doble función, ya que era una plaza fuerte en tiempo de guerra y una residencia real en tiempo de paz.
Iglesias, murallas y miradores
Este increíble complejo arquitectónico está abierto para las visitas y cuenta con muchos espacios para descubrir. Por ejemplo, el convento de Santa Maria della Consolazione, que fue fundado en 1575, y la Iglesia de la Inmaculada Concepción, construida a partir del año 1737 y con un interior ricamente decorado.
Encontramos otros puntos de interés como la Casa del Sol, una antigua construcción donde se exponen restos de épocas pasadas y arte moderno; una prisión utilizada en 1823 por los Borbones de Nápoles, y otros templos religiosos como las iglesias de San Pietro a Pantaniello, Santa Maria delle Grazie y la Madonna della Libera, y los restos de la Catedral de la Asunción.
Y no solo eso, sino que desde las murallas y terrazas del castillo, podremos contemplar unas vistas impresionantes de los alrededores. Durante el recorrido pasaremos por la terraza de la Inmaculada Concepción, el mirador del Belvedere del convento, la terraza de los olivos, la antigua torre de vigilancia y la terraza del Templo del Sol, entre otros puntos panorámicos.
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