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Dos años de cárcel para los 14 acusados de amañar partidos de tenis para blanquear dinero

Los 14 acusados de integrar una trama que amañaba partidos de tenis para conseguir dinero con apuestas deportivas se han declarado culpables este miércoles en el juicio, en el que la Fiscalía ha rebajado de 8 a 2 años las penas de cárcel que había solicitado.

De conformidad con el Ministerio Público, todos los acusados han reconocido haber cometido los hechos. En concreto, la sentencia recogerá dos años de cárcel para cada uno de ellos: tres meses por el delito de pertenencia a grupo criminal, más un año y nueve meses por el de corrupción en el deporte en concurso medial con estafa.

Esta reducción de penas incluye la atenuante analógica del reconocimiento de los hechos por parte de los acusados, a los que se les reclama, además, a pagar una multa de 450 euros por cabeza.

Al adherirse a las conclusiones de la Fiscalía, las defensas de los acusados han solicitado la suspensión de las penas, al ser, los dos años de cárcel, el límite para entrar en prisión si no cuentan con antecedentes penales.

La jueza ha dejado el juicio visto para sentencia, que será dictada «en los mismos términos» de lo reclamado por la acusación fiscal, antes de señalar que si los acusados reúnen los requisitos, «no habrá ningún problema» para suspender su entrada en prisión.

La Audiencia Nacional juzgaba desde hoy a 14 personas que presuntamente integrarían una trama dedicada al amaño de partidos de tenis y entre los que se encuentran jugadores como Marc Fornell o Marcos Torralbo, señalados por haberse enriquecido después de realizar apuestas ilegales en casas de juego.

En su escrito de acusación, la Fiscalía proponía condenas de 8 años de cárcel para cada uno de los presuntos integrantes de esa banda por delitos de pertenencia a grupo criminal referido a la comisión de hechos graves, corrupción en el deporte y estafa continuada.

Siempre según el Ministerio Fiscal, en la investigación se reveló la existencia de dos grupos que se dedicaban a lucrarse de forma ilícita con apuestas realizadas en casas de apuestas deportivas, asociadas a partidos de tenis y otros eventos que eran disputados por alguno de los presuntos implicados, así como por otros tenistas que, a cambio del pago de una cantidad de dinero, manipulaban los resultados parciales y finales de los partidos.

A cambio de un precio, estos tenistas alteraban el curso normal del juego, dejándose perder partidos, sets, juegos o puntos en función del resultado acordado previamente. De esta forma, los acusados aseguraban las apuestas sobre seguro realizadas por el resto de la trama, que se beneficiaba, por tanto, de los premios obtenidos.

Un mercado continuo

«Esta política de utilización masiva de cuentas para el desarrollo de sus conductas delictivas se ha llevado a cabo de manera habitual por la práctica totalidad de los acusados, siendo habituales las alusiones realizadas a tal respecto en las llamadas telefónicas observándose que se produce un mercadeo continuo de cuentas entre ellos«, explica el escrito.

Para llevar a cabo este ‘modus operandi’ se necesitaba de la participación de dos grupos criminales que colaboraban entre sí. El primero actuaba siguiendo instrucciones dictadas por Marc Fornell, quien, a su vez, para la ejecución de sus conductas vinculadas a la corrupción en el deporte, interactuaba con otros grupos y personas.

El segundo grupo, por su parte, estaba compuesto por ciudadanos armenios. Así, y liderados por Armen Melkumyan y Artur Ajaryan, sus integrantes se desplazaban de manera habitual a los distintos clubes de tenis donde se celebraban los eventos de tenis, llevando a cabo distintas conductas relacionadas con la corrupción.

En una primera fase, y con la cooperación de sus gestores de cuenta, Fornell realizaba apuestas en eventos en los que él jugaba alterando fraudulentamente el resultado final o resultados parciales o en los que jugaban tenistas en los que pudiera influir para corromper el encuentro, pagándoles una compensación económica.

La aparición del grupo armenio

Según el relato de la Fiscalía esos gestores, entre los que se encontraba Albert Creixell, emplearían como usuarios entre otros a personas de su entorno familiar o de amistades, como se comprobó de las informaciones aportadas por las casas de apuestas dimanantes de las alertas emitidas en diferentes eventos en los que Fornell participaba activamente.

Más adelante Fornell se percató de que sus actuaciones estaban siendo vigiladas por la Unidad de Integridad del Tenis -encargada de investigar los amaños en este deporte-, lo que le llevó a cambiar de estrategia evitando amañar los encuentros en los que participaba y tratando de no dejar rastro en cuentas de apuestas de usuarios con los que se le pudieran vincular.

Fue en ese momento cuando el supuesto cabecilla inició la relación con los ciudadanos armenios, pasando a simultanear su rol de liderazgo con la de intermediario del grupo armenio y con otros tenistas, a los que habría incitado a alterar el resultado de manera voluntaria a cambio de una supuesta contraprestación económica.

En esta segunda fase sus gestores de cuentas, a los que se unió Miquel Calonge, usaban cuentas en casas de apuestas cuyos usuarios eran personas desconocidas y desvinculadas a su círculo. De esta forma dificultaba la posibilidad encontrar coincidencias mediante una gran diversidad de identidades utilizadas.

Así, y con el argumento de la necesidad de poder apostar sin limitaciones debido a las políticas de cancelación de cuentas de los operadores de apuestas, aparecieron intermediarios que ponían en contacto a titulares de cuentas de juego verificadas que querían ganar un poco de con apostadores que buscaban apostar sin limitaciones para intentar rentabilizar su actividad apostando.

El blanqueo de dinero

Según la Fiscalía, uno de los medios utilizados sistemáticamente por la organización para almacenar dinero, operativizar las transacciones entre los mismos, blanquear los beneficios obtenidos y, en definitiva, poder desarrollar sus conductas vinculadas a la corrupción en el deporte, fueron cuentas de la sociedad PAYSAFE.

El uso de estas cuentas, les permitió minimizar su participación en las acciones mencionadas, haciendo figurar a los titulares de la identidad como los verdaderos responsables de las mismas. Además, podían seguir ejecutando sus conductas vulnerando por completo cuantos mecanismos de seguridad fueran impuestos por las casas de apuestas.

La utilización de cuentas generadas con ese patrón habitual y el amplio número de las mismas indica el grado de preparación de las conductas, la especialización de sus miembros y las amplias medidas de seguridad tomadas por estos para poder seguirlas ejecutando y no ser descubiertas.

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