Descubre uno de los pueblos más bonitos de Tarragona coronado con un increíble castillo
Cuando el Ebro ya está cerca del Mediterráneo comienza a hacerse el remolón y forma grandes meandros para poder alargar un poco más su recorrido. En una de estas curvas caprichosas se encaja Miravet, el que dicen que es uno de los pueblos más bonitos de Tarragona.
Y debido a ese paisaje caprichoso, en el que el río se cruza por todos los caminos, llegar a este pequeño pueblo es más fácil en barca que por carretera. Por eso la tradición del Paso de Barca sigue tan viva como hace siglos. Y sí, puedes pasar con tu propio coche.
El Pas de Barca de Miravet es el último transbordador que funciona sin motor, manteniendo la tradición
El Pas de Barca de Miravet es el último transbordador que funciona sin motor, manteniendo la tradición. Así, esas grandes barcazas se aprovechan de las corrientes del río para ir y volver al pueblo varias veces al día.
Sacar provecho al Ebro
Si ese paseo en barca te ha sabido a poco, puedes seguir navegando por el río en los muchos cruceros que parten desde su embarcadero. Un lugar que, por cierto, es uno de los rincones más bonitos de la zona. Desde allí se puede apreciar toda la belleza del paisaje, con la calma que suele trasmitir el río a estas alturas y con la vista del pueblo que se despide de la orilla y comienza a subir la colina.
Los cruceros suelen recorrer la distancia que separa Miravet de Benifallet. ¿Lo mejor? Las barcas son las mismas que marca la tradición desde hace siglos.
Toca subir
Si empiezas la visita en el embarcadero, solo tienes que empezar a subir sus calles empedradas para ir conociendo los secretos que guarda este pueblo, como el Molino Viejo, el Portal del Motxi o el Palacio del Comendador y la Iglesia Vieja.
El pueblo guarda secretos como el Molino Viejo, el Portal del Motxi, el Palacio del Comendador y la Iglesia Vieja
Imprescindible es el Raval dels Canterers, donde aún es palpable la importancia que tuvo la artesanía del barro en esta zona. Aquí se siguen agrupando gran parte de esos artesanos que continúan con la profesión y se pueden conocer tanto sus talleres como adquirir algunas de sus creaciones.
La guinda del pastel
Coronando la colina sobre la que se sitúa este precioso pueblo encontramos su “castell”, el monumento más famoso de Miravet. Y es que este castillo nos recuerda que durante los siglos XII y XIII esta pequeña localidad de Tarragona era la capital templaria de Cataluña. De estilo románico, está muy bien conservado, por lo que se pueden visitar muchas de sus dependencias, como las caballerizas, algunos salones o la cocina. Además de asombrarse con su muralla exterior.
Y para terminar la excursión nada mejor que dejarse llevar por las aguas de Ebro y seguir su cauce dirección al mar para disfrutar de los paisajes del Delta.
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