Desconecta en uno de los pueblos más bonitos de España al que no se puede llegar en coche
Rodeado de montañas de más de 1.500 metros de altura, se esconde Bulnes (Asturias), catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España, pero también uno a los que es más complicado acceder. De hecho, es imposible hacerlo en coche. La parte positiva de este pequeño inconveniente es que ningún vehículo te fastidiará la foto.
Para llegar a este rincón idílico en pleno corazón de los Picos de Europa, hay dos opciones. La tradicional es hacerlo andando. Son unos cuatro kilómetros desde Poncebos, pequeña localidad que está situada a unos siete kilómetros de Arenas de Cabrales. El camino está bien indicado y se puede recorrer en una hora y media, pero cuenta con un gran desnivel, por lo que es precioso, pero no apto para todo el mundo.
Hay dos opciones para llegar
Desde 2001 está operativo un funicular que sube hasta Bulnes en ocho minutos. También parte desde Poncebos, pero no es posible disfrutar del paisaje, ya que atraviesa la Peña Maín bajo tierra. La opción más cómoda es subir en funicular y bajar andando. El camino siempre es más llevadero si es cuesta abajo y así se puede disfrutar del maravilloso paisaje que cruza este sendero.
Dos barrios
Podríamos describir Bulnes como cuatro calles (precioso, pero concentrado), pero debes saber que cuenta con dos barrios. Bulnes de Arriba, al que también se le conoce como El Castillo, y Bulnes de Abajo o la Villa. Es aquí donde se concentran los servicios y es que sí, entre las casas de piedras de este pequeñísimo pueblo en que en invierno viven menos de 30 personas, hay varios restaurantes, alojamientos rurales, bares e incluso tiendas.
Y qué mejor lugar para degustar la gastronomía asturiana que uno de sus restaurantes con vistas a una de las partes más impresionantes de los Picos de Europa. Además, si has llegado a pie te has ganado unas fabes con un rico cachopo regado por una sidra y un arroz con leche de postre. ¿O no?
La diferencia entre estos dos barrios la marca el río Tejo, el mismo que nos ha acompañado durante el camino. Punto desde el que se obtienen unas vistas tan bonitas que todo el esfuerzo por llegar ha merecido la pena.
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