Cuando las teorías de la conspiración buscaban orígenes al VIH en los ochenta: de «castigo divino» a obra de la CIA
El despliegue del 5G, las estelas que dejan los aviones en el cielo, Avril Lavigne o las creencias de que la Tierra no es esférica, sino plana, son algunas de las bases que sustentan las teorías de la conspiración más populares en los últimos años. La pandemia provocada por el coronavirus es probablemente el mayor suceso de nuestra era y no se queda atrás a la hora de suscitar la creación de historias sobre su origen, pese a que no tengan ningún tipo de respaldo científico: desde su nacimiento como arma biológica con la que Estados Unidos planeaba atacar a China hasta el control mundial por parte de Bill Gates y gracias a la llegada del 5G.
La historia tiende a repetirse, y en este caso, nada guarda tanto parecido con estas conspiranoias como las que brotaron con la aparición del VIH a principios de los años ochenta. La rapidez de la era de las redes sociales y la prensa digital hace que los escándalos del presente sean los recuerdos vagos del futuro, pero siempre queda hueco para revisar la hemeroteca y ver qué se decía en aquel entonces sobre el origen del VIH, e incluso lo que decían sus negacionistas.
Castigo de Dios
Una de las teorías de la conspiración más populares en torno al VIH y al SIDA es la que creía que esta era una enfermedad fruto de un castigo divino por la homosexualidad en general y por las prácticas sexuales que creen inmorales, concretamente por el sexo anal entre hombres, algo que fue revelado como una práctica altamente infecciosa en el caso de contagiados, ya que el VIH se contagia principalmente a través de los fluidos de los afectados (sangre, semen, flujo vaginal, etc).
El alto indice de contagios entre varones homosexuales y bisexuales dio alas a la teoría de que era un «castigo divino» por «conductas sexuales inapropiadas»
De los casi 40.000 nuevos casos de VIH diagnosticados en Estados Unidos durante 2017, el 70% fueron hombres bisexuales u homosexuales, una cifra que ayuda a cronificar el mito para quienes veían como inapropiada la propia homosexualidad.
Aunque esta fue una creencia especialmente extendida en los ochenta y noventa, sigue sobreviviendo en nuestra era. Tanto en países desarrollados (casi uno de cada seis estadounidenses cree que el VIH es un castigo de Dios) como en subdesarrollados, particularmente en el África subsahariana, donde las tasas de infección por VIH es de hasta 1.000 veces superior a la de Estados Unidos, especialmente en el cono sur.
Obra de la CIA
Una investigación publicada en el Journal of the American Medical Association Internal Medicine reveló que la mitad de los estadounidenses encuestados sospechaba en 2013 que el VIH fue una creación intencionada por parte de la CIA. Un mito que viene muy de lejos: en 1986, tres científicos de distintos países afirmaban que el VIH había sido creado en un laboratorio, un planteamiento que no tuvo recorrido científico posterior pero que dio alas a la teoría de la CIA.
Algunas publicaciones online todavía hoy recogen esta leyenda, ya desmentida, pues se ubicó el origen del VIH en la República Democrática del Congo en los años veinte del siglo XX, como la mutación de un virus similar que afectaba a los simios, empezando su expansión mundial a partir de los años sesenta.
Reducción intencionada de la población
En la línea de lo anterior, una variante especificaba también que el VIH fue creado por el Pentágono estadounidense en 1972, como parte de un proyecto llamado MK-NAOMI y llevado a cabo por el Gobierno con el objetivo de reducir la población, especialmente la de negros, drogadictos (el contagio del VIH también era habitual en adictos a la heroína que compartían jeringuilla) o «enemigos de los Estados Unidos».
Esta práctica malthusianista de control de la población y teoría demográfica fue «revelada» por Milton William Cooper, un periodista radiofónico y escritor famoso en el mundo de la ufología. Algunas variantes de esta teoría hablaban de una creación algo más tardía, en 1977 o 1978, sucedida por pruebas en prisioneros que se habían prestado voluntarios a un experimento a cambio de una reducción de su pena. Estos prisioneros habían sido, según esta teoría, los que habían comenzado el contagio al salir de la cárcel e infectar a otros ciudadanos.
La ‘catástrofe malthusiana’ es la teoría demográfica que propugna que el aumento geométrico de la población es incompatible con el aumento aritmético de la producción alimentaria, algo que termina con escasez de comida y por tanto hambrunas.
Malthus la pronosticó para 1880, y aunque han pasado ciento cuarenta años desde entonces sin llegar a ese extremo, la teoría sigue vigente para estudiar situaciones que puedan hacer inviable la supervivencia de una parte del planeta si persiste el crecimiento poblacional. En ese contexto se ubicaba esta teoría para explicar la intención de desarrollar un virus letal que diezmase a la población.
2020 sin vacuna
Aunque estas teorías han sobrevivido hasta nuestros días en ciertos círculos, en 1984 la secretaria de salud estadounidense, Margaret Hackler, pronunció la teoría con mayor consenso dentro de la comunidad científica, que por supuesto nada tiene que ver con ellas:
«Se ha encontrado la causa probable del sida, una variante de un conocido virus que produce cáncer en el ser humano, llamado HTLV-III».
Tras cuatro décadas, sigue sin haber vacuna contra el VIH, algo motivado entre otras causas por su alta tasa de mutación
Aunque hay un fuerte consenso en la relación entre VIH y SIDA, hay muchos aspectos del virus que todavía desconocemos, incluso cuatro décadas después de su descubrimiento. Incluso hay indicios de que está mejorando su resistencia a los medicamentos, según la OMS, aunque por otro lado también se están explorando fármacos para prevenirlo.
Sin embargo, tras cuatro décadas tampoco se ha llegado a una vacuna efectiva contra el VIH, un virus que mata a 700.000 personas cada año pese a los avances para mejorar la longevidad de los afectados, que suman unos dos millones de nuevos contagiados al año que tienen que hacer frente, además de la enfermedad, al estigma.
Esperemos que la vacuna del coronavirus tarde menos, mucho menos, y que sean más efectivas que las desarrolladas contra el VIH, que no han tenido éxito. A eso ayuda que su tasa de mutación es mucho más baja que la del VIH, al menos de momento. Aunque la cadena de las teorías de la conspiración sobre él empezó tan pronto empezó a aparecer su nombre en las noticias.
Imagen destacada: Obama White House Archives.
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La noticia
Cuando las teorías de la conspiración buscaban orígenes al VIH en los ochenta: de «castigo divino» a obra de la CIA
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Lacort
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