Cuándo existe riesgo de intoxicación por monóxido de carbono al usar una barbacoa
Recientemente, una familia australiana tuvo que ser hospitalizada por una intoxicación con monóxido de carbono, debida a un mal uso de una barbacoa, según informa el medio británico Daily Mail. No es la primera vez que sucede, por lo que cabe preguntarse en qué situaciones una barbacoa podría implicar este riesgo.
Uso de barbacoas para calentar interiores
Para entender lo sucedido, debemos atender a los detalles del suceso. En este caso concreto, la familia (que, recordamos, vive en Australia, donde actualmente es invierno) no estaba usando la barbacoa para su propósito original (cocinar) sino más bien para tratar de calentar su casa. Según se menciona en el artículo citado, en el país oceánico se han registrado en los últimos tiempos varias instancias similares, atribuidas a las subidas sin precedentes de los precios de la luz.
De hecho, la gran mayoría de los casos de intoxicación por monóxido de carbono ocasionados por barbacoas u otros aparatos para cocinar a base de combustión tienen en común su uso como calefacción o en interiores.
Y es que, aunque normalmente lo relacionemos más con emisiones industriales o con los tubos de escape de los vehículos con motor de combustible, en realidad casi cualquier proceso de combustión produce este gas (esto es, cualquiera en el que se quemen combustibles que contengan carbono: gas, carbón, petróleo, madera, propano…).
Monóxido de carbono, un asesino silencioso
El monóxido de carbono tiene una serie de particularidades que lo hacen particularmente peligroso para la salud. Por una parte, es completamente transparente e inodoro, por lo que puede ser muy difícil de detectar.
En exteriores, la cantidad de monóxido de carbono que generan los aparatos de uso común no supone una amenaza, ya que en este contexto se dispersa rápidamente y no alcanza concentraciones significativas. La cosa cambia en interiores, donde se va acumulando en el aire sin que lo podamos notar. Por este motivo, todas las barbacoas y similares (incluyendo los hornillos de gas para camping) suelen incluir advertencias relativas al uso en interiores o lugares mal ventilados.
Cuando respiramos aire con una concentración excesiva de monóxido de carbono, nuestro cuerpo comienza a sustituir el oxígeno por este gas. Esto resulta sumamente peligroso, ya que la falta de oxígeno puede provocar daños irreversibles en varios tejidos del cuerpo, incluyendo el cerebral. Además, debido a lo difícil de detectar que puede ser el monóxido de carbono y a que los síntomas se van presentando de manera gradual (comenzando el cuadro además con algunos como somnolencia, confusión o mareo), muchas víctimas no llegan a avisar a los servicios de emergencia y no reciben la atención adecuada.