Cómo identificar un golpe de calor y cómo actuar ante él
Una gran parte de la Península Ibérica se ha visto afectada en estos días pasados por una intensa ola de calor, que según el pronóstico de la Agencia estatal de meteorología (AEMET) volverá con fuerza en unos días tras una leve tregua. En este contexto, es importante recordar que las temperaturas extremas suponen un riesgo para la salud, por lo que conviene siempre extremar las precauciones.
No son inauditos los casos de golpe de calor, una emergencia médica que se produce cuando la temperatura del cuerpo se eleva por encima de los niveles seguros sin que los mecanismo de termorregulación sean capaces de hacerla descender.
Cuáles son los síntomas de un golpe de calor
Aunque el golpe de calor puede darse por otras causas diferentes, como es lógico las altas temperaturas ambientales y la exposición a la radiación solar son uno de los desencadenantes más habituales.
Tal y como recoge la Clínica Mayo (Estados Unidos), trata de un problema agudo, independiente de otras condiciones previas relacionadas con el calor (como el agotamiento por calor), que pone en riesgo la vida y que puede provocar daños en el cerebro y en otros órganos vitales. Se presenta con una serie de síntomas, que incluyen:
- Fiebre superior a los 40 grados centígrados.
- Cambios en el estado mental o en el comportamiento, incluyendo confusión, agitación y alteraciones del habla.
- Piel caliente y seca o sudoración excesiva.
- Náuseas y vómitos.
- Piel enrojecida.
- Pulso acelerado.
- Respiración rápida.
- Dolor de cabeza.
- Desmayos.
- Convulsiones.
- Coma.
Qué hacer ante un golpe de calor
Así, un golpe de calor requiere una actuación inmediata para evitar sus consecuencias más graves: si presenciamos estos signos en una persona, es imprescindible avisar al servicio de emergencias local.
Posteriormente, se debe tratar de bajar la temperatura del afectado, alejándola en primer lugar de la fuente de calor (llevándola a un interior climatizado o a la sombra, por ejemplo) y después aplicando frío: en una bañera o en una ducha con agua fría, con una manguera o esponja, abanicándola mientras se la rocía, colocándole compresas con hielo o toallas húmedas frías (especialmente en el cuello, las axilas y las ingles) o cubriéndola con sábanas mojadas en agua fría.
A la hora de ofrecer bebidas al paciente (si está consciente) es importante evitar aquellas que contengan alcohol o cafeína, optando preferentemente por agua o bebidas deportivas con electrolitos.
Si la persona afectada por el golpe de calor pierde el conocimiento y no muestra signos de circulación (como respiración, tos o movimiento) puede ser necesario practicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar.