¿Cómo escapar de la ‘era de las pandemias’? Expertos alertan de la llegada de crisis peores
El coronavirus es al menos la sexta pandemia de salud mundial del último siglo desde que se produjo la Gran Epidemia de la gripe de 1918 y, aunque todo parece indicar que su origen está ligado a microbios transportados por animales, su aparición ha sido impulsada enteramente por actividades humanas. Se estima que solo en mamíferos y aves existen otros 1,7 millones de virus que aún no han sido descubiertos y que hasta 850.000 podrían tener la capacidad de infectar a las personas. Ahora, la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), un organismo intergubernamental independiente integrado por más de 130 gobiernos, alerta de que «las pandemias futuras surgirán con más frecuencia, se propagarán más rápidamente, harán más daño a la economía mundial y matarán a más personas que el covid-19″. Por ello, tras un taller virtual urgente en que han participado 22 expertos líderes de todo el mundo, instan a un cambio radical en el enfoque global a la hora de hacer frente a las enfermedades infecciosas.
«No hay un gran misterio sobre la causa de la pandemia de coronavirus o de cualquier otra pandemia moderna», expresa el doctor Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance y a cargo del taller de IPBES. «Las mismas actividades humanas que impulsan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad también generan riesgo de epidemias a través de sus impactos en nuestro medio ambiente», afirma y continúa: «Los cambios en la forma en que usamos la tierra, la expansión e intensificación de la agricultura, y el comercio, la producción y el consumo insostenible alteran la naturaleza y aumentan el contacto entre la vida silvestre, el ganado, los patógenos y las personas. Este es el camino hacia las pandemias».
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Antonio Villarreal
Según sostiene el informe desarrollado tras el encuentro, el riesgo puede disminuir significativamente reduciendo las actividades humanas que impulsan la pérdida de biodiversidad, mediante una mayor conservación de las áreas protegidas y con medidas que reduzcan la explotación insostenible. Esto reduciría el contacto entre animales y humanos y ayudaría a prevenir la propagación de nuevas enfermedades.
«La abrumadora evidencia científica apunta, sin embargo, a una conclusión muy positiva», afirma Daszak y explica que cada vez hay una «capacidad mayor» en la prevención de pandemias, pero señala que «la forma en que se está abordando la actual ignora en gran medida esa capacidad». «Todavía confiamos en poder contener y controlar las enfermedades después de que surjan, a través de vacunas o tratamientos».
Todavía confiamos en poder contener y controlar las enfermedades después de que surjan, a través de vacunas o tratamientos
El documento dice que depender de las respuestas a las enfermedades después de su aparición, como las medidas de salud pública, las soluciones tecnológicas y el rápido diseño y distribución de nuevas vacunas y terapias, es un «camino lento e incierto». Además, provoca sufrimiento humano generalizado y daños económicos que afectan a nivel mundial. Así, los expertos estiman que el coste de reducir el riesgo y aportar por la prevención puede ser 100 veces menor al coste de responder a una pandemia ya iniciada.
Estos investigadores han elaborado una serie de medidas que ayudarían a reducir el riesgo inminente a más crisis:
Creación de un consejo intergubernamental de alto nivel sobre la prevención de pandemias para proporcionar la mejor evidencia científica a los gobiernos a la hora de tomar decisiones sobre enfermedades emergentes, así como predecir áreas de alto riesgo, evaluar el impacto económico de las pandemias potenciales y destacar las lagunas en la investigación.Que los países establezcan objetivos comunes dentro de un acuerdo internacional, con claros beneficios para las personas, animales y el medio ambiente.Institucionalizar el enfoque de ‘One health’ en los gobiernos nacionales para crear un programa de prevención, investigación y control de los brotes en todos los sectores.Desarrollar e incorporar evaluaciones del impacto en la salud de enfermedades emergentes y pandémicas en los principales proyectos de desarrollo y en el uso de la tierra, al tiempo que se debería reformar la ayuda financiera para la agricultura, de modo que los beneficios y riesgos para la biodiversidad y la salud sean reconocidos y explícitamente dirigidos.Asegurar que el coste económico de las pandemias se tenga en cuenta en el consumo, la producción y las políticas y presupuestos gubernamentales.Habilitar cambios para reducir los tipos de consumo, la expansión agrícola globalizada y el comercio que han dado lugar a pandemias. Esto podría incluir impuestos o gravámenes sobre el consumo de carne, la producción ganadera y otras formas de actividades de alto riesgo pandémico.Reducir los riesgos de enfermedades zoológicas en el comercio internacional de vida silvestre a través de una nueva asociación intergubernamental de «salud y comercio»; además de reducir o eliminar a las especies de alto riesgo de enfermedades en dicho comercio y evitar el tráfico ilegal de especies.Valorar la participación y el conocimiento de los pueblos indígenas y las comunidades locales en los programas de prevención de pandemias.Cerrar brechas de conocimiento, tales como el comportamiento de riesgo, la importancia relativa del comercio ilegal y no regulado de vida silvestre y mejorar la comprensión de la relación entre la degradación y restauración de ecosistemas.
«La pandemia de coronavirus ha resaltado la importancia de la ciencia y la experiencia para informar las políticas y la toma de decisiones», afirma la doctora Anne Larigauderie, Secretaria Ejecutiva de IPBES. No obstante, el hecho de que la actividad humana haya podido cambiar de manera tan fundamental el entorno natural no siempre tiene por qué tener un resultado negativo. «Proporciona también una prueba convincente de nuestro poder para impulsar el cambio necesario para reducir el riesgo de futuras pandemias, al tiempo que beneficia a la conservación y reducir el cambio climático», concluye Daszak.