Cocinas con vitrocerámica, gas o inducción: ¿qué consume menos?
Cada vez más personas se decantan por las cocinas de inducción a la hora de renovar este espacio de la casa, mientras que otras continúan apostando por el gas. Se trata de una decisión compleja, pues se puede cocinar gastando más o menos energía en función del aparato que elijas. ¿Cuál es mejor para el ahorro de nuestro bolsillo?
Como explican los expertos de finanzas personales de Bankinter, la cocina de gas, en su momento, fue una gran revolución para la cocina, por el ahorro de tiempo y eficiencia que suponía. Después llegaron al mercado las placas vitrocerámicas, que aportaban una mayor seguridad y comodidad a la hora de cocinar. Ahora, las más novedosas son las placas de inducción, que forman un campo magnético para calentar los fogones.
Ventajas y desventajas de cada una
En primer lugar, las cocinas de gas son más económicas que el resto y se calientan rápidamente. Además, muchos chefs profesionales prefieren este tipo de cocina, puesto que es la única que permite cocinar con fuego para alcanzar el resultado de sabor deseado. No obstante, es una opción menos segura y la limpieza es más compleja.
Respecto a la vitrocerámica, la más frecuente en las cocinas de los hogares, tiene la gran ventaja de que se puede emplear cualquier recipiente y su instalación es muy sencilla. Son fáciles de limpiar y conservan el calor residual. No obstante, tardan más en calentarse que las de gas o inducción, por lo que consumen más electricidad.
Por último, las cocinas de inducción son las más novedosas y llegan a consumir hasta un 20% menos de electricidad que las placas vitrocerámicas. Por tanto, destacan por su eficiencia. Tienen la capacidad de calentarse rápidamente y aportan una mayor seguridad. Su gran inconveniente es la inversión inicial, ya que son más costosas que el resto.
¿Cuál es la mejor opción para ahorrar?
Como destacan en Endesa, las de inducción son las más eficientes y permiten ahorrar más en electricidad. La cocina con vitrocerámica es probablemente la que más energía consume al necesitar más tiempo para calentarse y preparar los platos, pero son los aparatos más económicos a la hora de adquirirlos.
Por su parte, las cocinas de gas calientan muy rápido y el coste de gas natural, actualmente, es menor que el de la electricidad. En definitiva, la inducción es el que tiene un consumo energético más bajo, aunque supondrá un coste alto al ser equipos más caros.