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Carlos Arévalo: «Tengo el oro en París entre ceja y ceja»

El piragüismo español ha vivido un 2022 de ensueño, con múltiples alegrías que llenan de esperanza la mochila hacia los Juegos de París. Uno de los nombres más destacados ha sido el de Carlos Arévalo (Betanzos, 28 años), bicampeón en los Mundiales esprint celebrados en Halifax (Canadá) el pasado mes de agosto. Al ansiado oro en K4 500, en el que comparte embarcación con Saúl Craviotto, Marcus Cooper y Rodrigo Germade, le acompañó otro en K1 200. Pero el camino hacia la gloria no ha sido sencillo para el gallego, quien se replanteó todo tras quedarse fuera de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Tras ello, Arévalo encontró su refugio en las Fuerzas Armadas españolas, en las que ocupa un puesto en el Regimiento de Infantería nº3 de Cabo Noval, Asturias. Con esfuerzo y sin rendirse nunca, Carlos se pudo quitar la espina olímpica en Tokio, donde consiguió la plata en el K4 500. Ahora, es una de las grandes bazas españolas para París 2024, cita a la que debe clasificarse en el año que entra.

Pregunta: ¿Cómo valora este 2022?

Respuesta: Ha sido un año magnífico. Después de ir a los Juegos y de haber conseguido el mejor resultado de mi carrera, además de haber cumplido el sueño que eso era, empecé este año con muchas ganas. Quería ir a comerme el mundo, y se ha visto reflejado en los resultados. Ha sido un año muy bueno en el que he estado muy motivado, entrenando muy bien también.

Ha sido, además, su consagración al proclamarse bicampeón mundial.

Poder conseguir dos oros en un Mundial fue increíble para mí. No me lo esperaba para nada, la verdad. En el K4 500 sabía que estábamos trabajando muy bien y que teníamos opciones de oro, pero en el K1 200 no me imaginaba que podía ganar.

¿Cómo vivió esos días de Mundial en Canadá?

En lo que realmente estaba concentrado al cien por cien era en el K4, que es lo que había entrenado. Sabíamos que la pelea por el oro y la plata iba a estar con Alemania. Al K1 llegué sin prepararlo, no es compatible entrenar eso y el K4 a la vez. Al final, creo que el cambio en la técnica de paleo que incorporamos este año me ayudó bastante a conseguir mejorar la prueba individual. Los días previos a competir tenía incertidumbre total, estaba perdido.

¿En qué le ha ayudado ese cambio de paleo?

Después de los Juegos Olímpicos nos reunimos y valoramos todo. Una de las cosas que más podíamos mejorar era la técnica, que es fundamental en el piragüismo. Buscamos bajar la cadencia de paladas con una mejor aplicación de fuerza para así llegar mejor al final. Es lo que vamos a estar buscando de cara a París. Ya hemos conseguido mejoras grandes en ese aspecto, y yo lo he podido trasladar muy bien al K1. Esa puede ser la clave para conseguir el oro en París.

Siempre habla maravillas de sus tres compañeros de embarcación: Saúl, Marcus y Rodrigo.

Tenemos una conexión perfecta, impresionante. Es montar en la piragua y cada uno está centrado en lo suyo, sabemos lo que tenemos que hacer en cada momento y la confianza es absoluta. Esa confianza es muy importante, es lo que marca la diferencia. Ir todos a una es muy bonito. No solo con la gente que va dentro del barco, sino todo el mundo que nos apoya por detrás: mi entrenador, mi novia, amigos… Incluso las Fuerzas Armadas en mi caso. Todo eso forma una gran familia, un apoyo que hace que el deporte de equipo sea más bonito. Compartirlo con los compañeros es único.

¿Cuál ha sido su hoja de ruta desde Canadá?

Nada ha cambiado, sigo centrado en el objetivo principal, que es el K4 500 en los Juegos Olímpicos de París. Ese oro es lo que tengo entre ceja y ceja, un sueño. Gané ya una plata y quiero más porque sé que se puede conseguir. Seguimos insistiendo mucho en el aspecto técnico, metiendo mucha carga de entrenamiento. El año que viene nos jugamos la clasificación para París en una sola prueba. Vamos a estar entrenando todo un año para que nos juguemos entrar en París en poco más de un minuto. Y solo hay una oportunidad. Es en lo que estamos centrados.

Al tener una sola oportunidad, y a pesar de que pueda presentarse como un mero trámite, los nervios aumentarán.

Totalmente. En el año del clasificatorio hay más nervios que en el año de los Juegos. Es una temporada muy tensa porque te juegas todo en una prueba. Esto no premia el hacerlo bien en varias competiciones. Ese día, por poner un ejemplo y tocando madera para que no pase, se nos rompe el cable del timón y estamos fuera de los Juegos Olímpicos. Y pueden pasar otras muchas cosas. Ese día es el día en el que más tensión hay de todo el ciclo olímpico, se pasa mal. En la Olimpiada ya estás más tranquilo.

Con respecto al anterior ciclo olímpico, ¿siente que ahora son los grandes favoritos gracias al oro mundial?

Lo que más noto es que se está haciendo rápido, porque tres años pasan volando. Pero no nos podemos confiar por el oro, hay que seguir con los pies en la tierra. Ha sido un año de cambios en todas las embarcaciones, nosotros hemos probado cosas nuevas, Alemania también, el resto de países prueban gente nueva… No quiero conformarme con nada, quiero seguir mejorando y a ver qué pasa. No voy a confiarme y jamás estaré seguro.

Echando la vista al pasado, ¿cómo recuerda quedarse fuera de los Juegos de Río?

Fue una época muy dura. Estás cuatro años en los que eres joven pero ya profesional y centrado en conseguir un objetivo. Quedarte a las puertas de lograrlo es difícil. Tienes una vida orientada a ello, las 24 horas del día intentando hacer todo perfecto… Quedarte fuera es un palo tremendo. En ese momento es cuando me replanteé muchas cosas en la vida, quería encontrar la manera de darle un vuelco a las cosas para conseguir una mejora que me hiciese seguir luchando por cumplir mi sueño. Yo nunca quise desvincularme del deporte, es algo que amo. Vi una gran oportunidad en las Fuerzas Armadas. Allí aprendí valores que llevo en mi día a día como el compañerismo, el respeto, el esfuerzo, el sacrificio… Me hizo mejorar. No tengo más que palabras de agradecimiento para mi otra familia.

¿Cómo compagina dos profesiones tan exigentes?

Tengo que dar las gracias a las Fuerzas Armadas, al Ejército de Tierra, a la Brigada Galicia VII, al Regimiento Príncipe y, sobre todo, al Consejo Superior del Deporte Militar. Todo es posible gracias al apoyo que me dan y a la confianza que tienen en mí. Me dan permisos para poder compaginarlo, sin ello sería inviable seguir con ambas profesiones. Voy compaginando con los permisos y ayudas que me dan. Mucha parte del trabajo que yo hago son charlas en institutos y demás sitios hablando del deporte y del mundo militar, enseñando las experiencias que yo vivo.

El hecho de tener otra profesión le aporta tranquilidad de cara al futuro.

Eso es lo más importante para un deportista. Muchas veces no vemos eso hasta que nos quedamos fuera, cuando ya estás al borde del acantilado y es que la caída puede ser muy grande. Si tienes una seguridad detrás, un empleo, y se te acaba la vida deportiva de repente, tienes esa tranquilidad. Y la carrera puede que no se acabe por malos resultados, puede ser por una lesión, por ejemplo. Pero haberte formado en una profesión en la que podrás continuar el resto de tu vida, y que además es algo que te apasiona, es el mejor apoyo que puede tener un deportista. Especialmente para nosotros, que pertenecemos a un deporte minoritario. Tenemos que ser realistas y saber que, una vez se nos acabe el deporte, debemos incorporarnos a la vida laboral porque no podemos vivir de lo que hemos ganado con el deporte.

¿Quién le inspira como deportista?

Poder remar con Saúl Craviotto o Carlos Pérez, compañeros que han sido medallistas olímpicos y que de pequeño que los veía como referentes, es un sueño cumplido y algo que te motiva en el día a día. A veces estoy remando y pienso que esto es con lo que soñaba cuando era pequeño. Además hay muy buen rollo y muchas ganas de hacer las cosas bien. Tener compañeros así es un aliciente y te empuja a seguir mejorando. Cuando vienen mal dadas también nos apoyamos, es como una familia en realidad.

Pensando en París, ¿es un plus de motivación el querer ayudar a que Saúl Craviotto sume una medalla más?

Por supuesto. El que va a empujar por nosotros seguramente será él (se ríe). Compartir embarcación con el mejor deportista de la historia de España es único. Tener delante a una persona que tiene cinco medallas olímpicas, que nunca ha fallado… Es muy bueno, ya lo ves únicamente entrenando con él. Si consigue su sexta medalla sería un hito del deporte y yo puedo estar presente en ello, claro que queremos aportar nuestro granito de arena. Para mí, sería súper bonito.

En caso de conseguir la clasificación para los Juegos, ¿planea competir también en el K2 500?

Estoy centrado a tope en el K4, que es el gran objetivo. Se podría llegar a doblar, como se hizo en Tokio cuando salimos al K1 para ver cómo estábamos y entrar en competición. Pero no lo estábamos entrenando ni estábamos centrados en ello. El objetivo es el K4 y, si después se puede salir al K2, bienvenido sea.

¿Qué tiene la cantera gallega que da tantos piragüistas de alto nivel?

El trabajo que se está haciendo tanto desde federaciones como desde la Xunta en general es muy bueno. Está la parte geográfica también, en Galicia estamos ligados al mar y a los deportes que tienen que ver con el agua. Yo en Betanzos tengo un río y una ría magníficas para practicar piragüismo y las condiciones favorecen a ello. También ayuda el tener a referentes tan laureados como David Cal, Teresa Portela o Carlos Pérez. Eso lleva a que muchos chavales se metan en esto.

Hace unas semanas tuvo que dormir en un coche después de un entrenamiento. ¿Se necesita una mayor y mejor colaboración entre las federaciones del piragüismo español?

Sí, por supuesto. A veces hay momentos que son un poco vergonzosos para nosotros, que somos deportistas de un elevado nivel. Los deportistas no podemos estar pensando en cómo vamos a descansar, dónde nos vamos a quedar, qué tenemos que hacer… Tenemos que estar centrados en lo nuestro, que es entrenar. Para estas otras cosas existen las federaciones, que se tienen que poner de acuerdo entre ellas y que esos problemas no nos lleguen a nosotros. Yo, como deportista, no puedo estar preocupado en dónde voy a descansar o comer. Eso no nos puede llegar y es un problema que no nos debería pasar. Espero que no vuelva a suceder, fue vergonzoso, pero no quiero meterme demasiado en ello.

Como sé que me dirá la clasificación a París, qué le pide a 2023 que no sea eso.

Si conseguimos mejorar el aspecto técnico que antes comentaba y dar un salto de calidad, para mí sería un logro muy importante y un deseo cumplido.

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