Viajes

Ballenas, vacas, volcanes y miradores increíbles en el paraíso más verde de Portugal

Formado por nueve islas de origen volcánico agrupadas en tres grupos (las occidentales, las orientales y las centrales), cuando los portugueses arribaron por primera vez a este archipiélago deshabitado en el año 1420 se cuidaron mucho de que no apareciera en las cartas de navegación de la época para salvaguardar el secreto de su descubrimiento, sobre todo que no se enteraran los españoles, sus grandes rivales de entonces en la exploración de los océanos. Habría que preservar el mayor tiempo posible el secreto de un enclave estratégico para el aprovisionamiento en las largas travesías de ultramar.

Los portugueses arribaron a las islas Azores a principios del siglo XV y hallaron un archipiélago virgen y deshabitado

Se dice que fue el navegante y descubridor portugués de estas islas Diogo de Silves quien las bautizó con su nombre actual por los azores que encontró en ellas. Esta ave rapaz figura en la bandera de esta región y da nombre a este archipiélago en el que la caza de ballenas fue posteriormente su principal fuente de riqueza durante muchos años. Hoy son las vacas las que procuran esta fuente, que tienen un edén para su existencia en los siempre verdes campos azorianos, donde pueden pacer a su antojo (de hecho a San Miguel se la conoce también como la Isla Verde). Azores es hoy la región lechera por antonomasia de Portugal y su mantequilla goza de fama mundial.

La caldera de Sete Cidades

La isla de San Miguel, con 760 kilómetros cuadrados, es la mayor del archipiélago y también la más poblada. Su principal ciudad es Ponta Delgada, punto de aterrizaje de los viajeros. Para los azorianos su capital es y será siempre Lisboa, y consideran a Ponta Delgada y a Angro de Heroísmo, en la isla de Terceira, como sus núcleos urbanos más destacados. Con 64 kilómetros de largo, la isla de San Miguel tiene mucho que ver. Su principal icono natural, al oeste de la isla, es la gran caldera de Sete Cidades, la postal por excelencia de este archipiélago, que hay que contemplar bien desde el mirador bautizado como Boca del Infierno o desde el mirador Vista do Rei.

La gran caldera de Sete Cidades es la postal por excelencia de la isla de San Miguel, que hay que contemplar desde los miradores Boca del Infierno y Vista do Rei

La combinación de dos grandes lagos de tonalidades azules (Lagoa Azul) y verdes (Lagoa Verde), que han inundado el enorme cráter, más el paisaje verde y montañoso que los circunda y la pequeña localidad de Sete Cidades ubicada dentro de la caldera es una imagen que quedará para siempre en la retina del visitante. Muy cerca hay otro lago singular en otro cráter, el Canario, nada que ver con nuestros compatriotas y sí con el ave. Todo junto proporciona un paseo inmersivo en la naturaleza y un chute de oxígeno que todo cuerpo agradecerá.

La isla de los miradores

La vista nunca se cansará de asombrarse en la isla de San Miguel porque si de algo puede presumir es de contar con panorámicas y miradores sensacionales. Estos enclaves miran hacia vistas increíbles tanto hacia el interior como al exterior. Algunos de estos enclaves servían a los cazadores de ballenas para situar a vigías que avisaban a los barcos de la presencia de cetáceos cuando veían surgir el chorro de agua que expulsan estos mamíferos cuando salen a respirar a la superficie. Por citar solo algunos miradores, además de los de la caldera de Sete Cidades, desde el de Pico do Carvao se puede ver la costa norte y sur de la isla, así como el Pico da Vara, la montaña más alta de San Miguel (1.103 metros); el mirador de Ponta do Escalvado ofrece también unas vistas de infarto, al igual que el de Ferraria (donde, si el presupuesto lo permite, alojarse en el hotel boutique Sensi ahí situado es algo único), o el de Nuestra Señora de la Paz, con una preciosa ermita en lo alto.

Ponta Delgada

En la capital de la isla destacan su catedral y los edificios e iglesias blancos y grises, casi negros, construidos con piedra volcánica. Aquí se encuentran las puertas de la ciudad del siglo XVIII, la iglesia gótica de San Sebastián y la fortaleza de São Brás, que data del siglo XVI y presume de ser la más antigua de Portugal nunca conquistada. Hoy alberga un museo militar. Entre las actividades a considerar en esta ciudad de más de 60.000 habitantes y que pueden sorprender figura una visita a la plantación de piñas Boa Fruta. Este fruto es otro orgullo de los azorianos, que la consideran “la mejor piña del mundo” y la cultivan con esmero y pasión. Al finalizar la visita se pueden degustar distintas elaboraciones preparadas con piña, incluida una cerveza muy particular.

Las plantaciones de piñas son un orgullo de los habitantes de Ponta Delgada, donde se cultiva «la mejor piña del mundo»

Cocina volcánica, aguas termales y chá

Una experiencia singular en San Miguel es disfrutar, literalmente, de la cocina volcánica que se prepara en el lago y la caldera de Furnas, en el este de la isla, uno de los más bellos de las Azores. Bajo sus aguas aún late cierta actividad volcánica, los que permite introducir las ollas del típico cozido (con z) en hornos naturales excavados en la orilla. Restaurantes y particulares las depositan temprano rellenas de carne y verduras y las recogen antes de la comida para servir su sabroso contenido a sus comensales o familiares. Antes o después del cozido se puede experimentar un baño en cercanas piscinas termales como la del hotel Terra Nostra, que además de una gran piscina de agua caliente este establecimiento de singular estilo art déco alberga un espectacular jardín botánico de doce hectáreas de extensión.

Los amantes de la botánica y los cultivos tienen otra cita en la plantación y fábrica de té Gorreana, en el norteño municipio miguelense de Ribeira Grande. Considerada la plantación de té más antigua de Europa, data de 1883 y esta empresa familiar ha mantenido durante varias generaciones los procedimientos manuales y artesanales de recolección, prensado y elaboración de este producto, el chá portugués. Un buen té siempre ayuda a tonificarse para proseguir la exploración de la isla.

La fábrica de té Gorreana, en el norteño municipio miguelense de Ribeira Grande, está considerada la plantación de té más antigua de Europa

Para bañarse

No hay muchas playas en la isla de San Miguel, pero sí muchos lugares donde bañarse, sobre todo en piscinas naturales que se forman en la costa al albur de las mareas y en aguas termales próximas a las calderas de los numerosos volcanes con que cuenta la isla. Uno de los puntos más espectaculares para probar las aguas del Atlántico son las piscinas naturales enclavadas sobre coladas de lava del pueblo marinero de Mosteiros, en la punta oeste de la isla, con unos farallones cerca de la orilla como su imagen más icónica. Los locales dicen que estas grandes formaciones rocosas surgidas del mar eran todo un “misterio” para los primeros pobladores, y por eso se denominó así este lugar.

Avistamiento de ballenas

Además del paisaje y los guisos volcánicos, las vacas, los miradores, el té, la exuberante flora y las piscinas naturales, San Miguel es lugar por antonomasia para el avistamiento de ballenas y otros cetáceos y no hay que abandonar la isla sin disfrutar de esta experiencia. Desde los puertos empresas como Futurismo organizan excursiones de unas tres horas en zodiac o en barcos grandes en busca de delfines, cachalotes y ballenas, con explicaciones didácticas a cargo de biólogos marinos como la española Laura González, que identifican y preservan esta fauna marina. Los cachalotes son la especie de ballena predominante, pero, si hay suerte, en los meses de marzo y abril se podría contemplar a la ballena azul, el mamífero más grande del planeta, en su ruta migratoria estacional. El precio de la excursión ronda los 65 euros por persona.

Dormir y comer

El hotel Azoris Royal Garden de Ponta Delgada está muy cerca del puerto y del centro histórico, por lo que es un buen punto de referencia para conocer la capital miguelense. Tanto la ciudad como la isla cuentan con numerosos hoteles, algunos en enclaves espectaculares, como el Sensi y el Santa Bárbara Eco Beach Resort, de elevado precio ambos, pero abiertos a todo el público para tomar algo en sus respectivos restaurantes con vistas. Muy cerca del Santa Bárbara la fotógrafa española Andrea Santolaya dirige una estancia rural espectacular en la hacienda Pico do Refugio, que combina el descanso con la naturaleza y el arte y ofrece, además, unas puestas de sol que cortan la respiración.

La estancia rural Pico do Refugio, que dirige la fotógrafa española Andrea Santolaya, ofrece unas puestas de sol que cortan la respiración

La gastronomía de San Miguel incluye muy buena oferta de carne de vaca, pero también cerdo, pollo y pescado, y su famoso cozido volcánico elaborado en hornos naturales. En el restaurante Alcides de Ponta Delgada (rúa Hintze Ribeiro) sirven una carne espectacular. Para cenar con vistas al puerto, Cais Sardinha está muy bien ubicado en el paseo marítimo de la avenida Infante Don Henrique. Tras la excursión para ver ballenas, el restaurante del hotel Marina Atlántico es un buen lugar para reponerse y comentar la experiencia.

El restaurante del Terra Nostra Garden Hotel sirve todos los días el famoso cozido de San Miguel en un ambiente art déco elegante y refinado

En Sete Cidades, el restaurante Lagoa Azul ofrece un buffet económico con platos típicos. Y para tomar el cozido, el restaurante del Terra Nostra Garden Hotel lo sirve todos los días en un ambiente art déco elegante y refinado (56 euros el cozido para dos personas). En el restaurante del Santa Bárbara Eco Beach Resort sirven arroces y marisco frente a una playa de surfistas. Más económicos y auténticos, en la taberna Saca-Rolhas, detrás del aeropuerto de Ponta Delgada, sirven excelente carne y atún; en Capelas, la tasca Canto do Cais tiene fama por sus arroces con marisco, y en Ribeira Grande, el restaurante Monte Verde es buen lugar para los amantes del pescado.

Cómo llegar

La aerolínea SATA Azores Airlines conecta Barcelona con el aeropuerto de Ponta Delgada en un vuelo de poco más de tres horas a bordo de los modernos aviones de la familia A321neo. Por la ubicación de Azores en mitad del Atlántico, esta aerolínea ofrece viajes combinados desde Europa a América con escalas o stopover en las islas portuguesas que puedan durar varios días y así convertir a este archipiélago en un destino más del viaje a América tanto a la ida como a la vuelta (consulte condiciones en azoresairlines.pt y más información sobre el destino en visitazores.com).

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