Salud

Anticipatoria, momentánea y crepuscular, las tres formas de felicidad

La felicidad tiene una importancia fundamental como parte integral en el desarrollo y bienestar de todos los seres humanos. Así, aunque el dinero en sí no da la felicidad -que además es un concepto bastante subjetivo- sí hay bastante consenso en asegurar que para que alguien se sienta feliz tiene que tener cubiertas ciertas necesidades materiales, tener un cierto bienestar material, la famosa pirámide de Maslow.

Basándose en este concepto y para analizar hasta qué punto lo material nos proporciona o no la felicidad y qué tipo de felicidad, Aaron C. Weidman y Elizabeth W. Dunn, profesores de psicología de la Universidad de British Columbia (Canadá) llevaron a cabo en 2016 un estudio al respecto, y descubrieron que existen tres tipos de felicidad: anticipatoria, momentánea y crepuscular.

Cómo estudiaron Aaron C. Weidman y Elizabeth W. Dunn

Para llevar a cabo el estudio, estos dos profesores dieron a 67 individuos 20 dólares y los dividieron en dos grupos. Los miembros de un grupo tenían que comprar una experiencia y los del otros algo material. Después, les preguntaban por la felicidad que les había proporcionado este acto, tanto antes de comprar o adquirir el bien en sí, como el momento de la compra. Tras analizar las respuestas concluyeron que las personas que compraron experiencias tuvieron una felicidad momentánea más intensa, mientras que los que compraron bienes materiales tuvieron una felicidad más frecuente, incluso semanas después. El estudio, que se publicó en el 2016 en la revista Social Psychological and Personality Science, concluyó, además que existen tres tipos de felicidad, que detallamos a continuación.

Felicidad anticipatoria: felices ‘solo de pensarlo’

La felicidad anticipatoria es aquella que experimentamos ante la perspectiva de vivir algo. Así, por ejemplo, podemos experimentar felicidad anticipatoria preparando nuestra boda, un viaje, preparando una comida en la que va a estar toda la familia, ahorrando para comprarnos algo que nos hace mucha ilusión… Son las sensaciones subjetivas que sentimos antes de que el hecho en sí se produzca. Es decir, nos sentimos felices antes de que suceda algo con lo que creemos que vamos a ser felices o que será bueno para nosotros. El mero hecho de ‘tener un plan’ puede generarnos felicidad y bienestar.

Felicidad momentánea: consciente y pasajera

Como su propio nombre indica, es la felicidad, el placer, la gratificación o la sensación de plenitud que nos proporciona algo en el momento que la llevamos a cabo, que la vivimos, o incluso que la compramos. Siguiendo con los ejemplos anteriores, sería la felicidad que sentimos cuando hacemos nuestro viaje soñado, el día de nuestra boda, el día de comemos con toda nuestra familia o el momento en el que por fin compramos aquello para lo que hemos estado ahorrando. Según este estudio, es la felicidad a la que solemos poner más atención y la que vivimos más conscientemente. Tanto, que a veces pensamos que es la única felicidad, y nos olvidamos, por ejemplo, la felicidad anticipatoria.

Felicidad crepuscular: la ‘huella’ de la dicha

Experimentamos felicidad crepuscular cuando sentimos la dicha de haber vivido ciertas experiencias solo con recordarlas. Al rememorar ciertas experiencias o momentos agradables que nos han hecho sentir dichosos, plenos, satisfechos… volvemos a sentir esas sensaciones que teníamos guardadas y que dejaron huella en nuestra memoria emocional. A lo mejor no es tan intensa como la momentánea, pero sí será más mantenida en el tiempo. Esta felicidad se presenta, por ejemplo, y retomando los ejemplos anteriores, cuando vemos el álbum de fotos o el vídeo de nuestra boda, de aquella navidad en la que estuvo toda la familia, del viaje que hicisteis juntos, cuando rememoramos lo que hemos vivido en una conversación con alguien con quien lo compartimos, etc.

Aaron C. Weidman y Elizabeth W. Dunn también apuntan en su estudio que estos tipos de felicidad son más o menos intensos dependiendo de si los vivimos una o mucha veces, es decir que suelen ser más intensos cuando están relacionados con experiencias que satisfacen alguna carencia o necesidad. Es decir, que nos hace más felices las experiencias que compensan nuestros vacíos, que aquellas que, aun siendo satisfactorias, son más de algo que ya hemos vivido otras veces.

Así, para sentirnos más felices en general, deberemos apreciar y ser conscientes y de que existen estos tres tipos de felicidad (la ligada a la expectativa o la esperanza, la ligada a la realización y la ligada al recuerdo). Coleccionar momentos, ser conscientes de ellos y quedarnos con su esencia para poder disfrutaros en plenitud cuando los recordemos.

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