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Al menos tres muertos por una explosión en el centro de Madrid junto a una residencia y un colegio

La pandemia, la tormenta de nieve y hoy… la explosión de un edificio de la céntrica calle de Toledo: las catástrofes se suceden sobre Madrid en este fatídico mes de enero. Un paisaje urbano de lluvia sobre nieve helada y mascarillas asistió al terrible escape de gas que acabó con la vida de, al menos, tres personas y más de una decena de heridos.

Poco antes de las 15.oo horas un tremendo estallido dejaba el edificio del número 98 de la calle Toledo (Araganzüela) al descubierto. Un electricista había acudido a «echar una mano» y comprobar la caldera que llevaba días funcionando mal y cuyo arreglo se había demorado por las nevadas. Minutos después se podía ver el interior de la residencia de los sacerdotes de la parroquia Virgen de la Paloma que colinda con una residencia de ancianos y un colegio concertado que este miércoles reanudaba las clases presenciales.

Bomberos, Samur, Policía Nacional y Municipal acudían al poco tiempo para asegurar la zona. En menos de una hora habían montado dos carpas para atender a las personas heridas. Más de una decena, entre las que se encuentra un hombre de 55 años en estado grave. Ni el electricista ni los viandantes que se encontraban más próximos al edificio en el momento de la explosión lograron superar el episosio. Según fuentes oficiales, se trata de un vecino de 85 años, un joven cuya edad no se ha confirmado, y el electricista y feligrés de la parroquia de la Virgen de la Paloma, David Santos Muñoz, que falleció a los 35 años tras quedarse atrapado bajo los escombros.

El edificio ardía en llamas. Los bomberos estaban preparados para actuar, pero esperaban el aviso. Y es que, según informó el alcalde de la capital no es lo más conveniente. «El edificio está incendiándose por dentro, pero no se considera prudente la intervención por parte de los bomberos porque, en caso de apagarlo, se podría producir un embalsamiento de gas que podría afectar muy gravemente a la propia estabilidad y estructura del edificio».

Desde la propia calle Toledo, el alcalde José Luis Martínez-Almeida advertía de que las plantas superiores del edificio iban ser objeto de «un derrumbe controlado». Estos trabajos comenzarán hoy mismo, según indicó el delegado de Urbanismo.

Ni los alumnos del colegio La Salle ni los usuarios de la residencia sufrieron grandes daños. Samur Social trasladó a los 56 usuarios de la residencia colindante a la residencia Pontones de Los Nogales. A los familiares de los mayores se les dio indicaciones para que acudieran a la residencia Pontones y encontrarse con los mayores afectados. Según Samur, también se atendió a una familia con un menor que estaban en un edificio cercano que ha sido desalojado que ha decidido finalmente alojarse en la casa de un familiar.

Los alumnos del colegio la Salle que reanudaron ayer mismo las clases presenciales tras el temporal también se encuentran fuera de peligro. El primer edil solo dio cuenta de cascotes que cayeron al patio del colegio. Lo que para la Presidenta de la Comunidad de Madrid fue un alivio. «El colegio tenía a todos los niños en las clases y no habían estado en el patio por la nieve; al menos sabemos que han estado protegidos y no les ha ocurrido nada», indicó.

Sin restar importancia al número de fallecidos, el alcalde cree que es «un auténtico milagro que esta explosión de gas no haya producido más muertes». Asimismo quiso mandar un mensaje de ánimo a todos los madrileños. «No están siendo tiempos fáciles, estamos llenos de todo tipo de adversidades, pero desde el Ayuntamiento de Madrid tenemos la confianza de que, todos a una y arrimando el hombro, vamos a poder superar todas las pruebas por adversas que sean».

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