Adenocarcinoma colorrectal, el tipo más común de cáncer de colon
El cáncer es un grupo complejo y variado de patologías. De hecho, incluso cuando especificamos detalles como el sitio del cáncer (cáncer de pulmón, cáncer de garganta, etc.) estamos en realidad nombrando un conjunto de enfermedades diferentes con características diferentes.
Lo mismo sucede con el cáncer colorrectal, que puede tener varios subsitios diferentes y puede ser de diversas clases en función de sus rasgos particulares. De entre todas las enfermedades que llamamos cáncer de colon, la más común es el adenocarcinoma.
¿Qué es el adenocarcinoma de colon?
Los adenocarcinomas son un tipo de cáncer que se forma en el tejido glandular que recubre algunos órganos internos, y que en condiciones normales se encarga de elaborar y secretar sustancias como moco, jugos digestivos o diversos fluidos. A este tipo pertenecen la mayoría de los cánceres de mama, páncreas, pulmón, próstata, colon, esófago y estómago.
Este tipo particular de cáncer recibe a veces otros nombres como adenoma maligno, carcinoma adenoide, carcinoma adenomatoso y carcinoma glandular.
Así, un adenocarcinoma colorrectal sería un adenocarcinoma que se forma en alguno de los subsitios del colon o el recto, los tramos finales del tracto digestivo. Como señalábamos, se trata del tipo de cáncer colorrectal más frecuente.
¿Cuáles son sus síntomas?
Sus síntomas coinciden con los de la mayoría de cánceres de colon, y a nivel general consisten en cambios persistentes en los hábitos intestinales, sangrado rectal o presencia de sangre en las heces, molestias abdominales persistentes (calambres, gases, dolor), la sensación de que el intestino no se vacía por completo, debilidad o fatiga y pérdida de peso sin causa aparente.
¿Cómo se puede tratar?
De manera similar, el tratamiento es muy parecido al de otros cánceres colorrectales. Hay que señalar que depende mucho del estadio en el que se detecte el problema, por lo que los esfuerzos preventivos cobran gran importancia y se recomienda a las personas, especialmente las mayores de 50 años, que participen en programas de cribado si es posible.
En etapas tempranas, es posible que diversos procedimientos quirúrgicos, como la polipectomía, la resección endoscópica de mucosa o la cirugía laparoscópica puedan solucionar definitivamente el problema.
Si el tumor está más avanzado, puede ser necesario recurrir a procedimientos quirúrgicos de más impacto y/o a enfoques más invasivos como son la quimioterapia, la radioterapia, las terapias dirigidas o la inmunoterapia.